lunes, 24 de octubre de 2011

Para disfrutar...

 "Casa de Campo"   José Donoso (1973-1978)
Por Analía Hernández

Los Ventura, sus cónyuges y sus treinta y cinco hijos pasan el verano en el medio de la llanura. En esa llamativa mansión con salones, escalinatas, pasillos y torreones se encuentran los niños que, en lo subyacente de sus juegos y transgresiones, cuestionan la arbitrariedad impuesta por sus padres burgueses. Estos organizan una excursión al campo y dejan a sus hijos solos en la mansión cercados por una reja de lanzas, símbolo de la represión. En ellos se va cobijando paulatinamente la subversión, casi como un juego, que comienza cuando Wenceslao, travestido en niña por su madre, se quita esos atuendos y se presenta como un niño ante los otros. Luego, Mauro decide sacar una a una las lanzas que cercan la mansión. Una novela riquísima en la cual aparecen relaciones homosexuales, antropofagia, muertes, robos y subversión de los nativos que ocupan la casa, recinto de poder. Esta novela renueva por completo el esquema narrativo indigenista. La influencia de las escuelas de vanguardias le imprimen a este relato el constante intento de romper con el modelo establecido. El propósito consiste en cuestionar el verosímil realista del siglo anterior, dando cuenta de que estamos leyendo ficción y no realidad. Distinto del narrador objetivo y científico del realismo que pretende mostrar cada detalle de lo que narra, en esta obra de Donoso encontramos un narrador que elige qué contar y le insiste al lector en que esos sujetos de los cuales narra no pertenecen a la realidad sino que se tratan de personajes emblemáticos. Lo que parece criticar Donoso es que en la novela realista, el lector busca encontrar la realidad y la obra se convierte entonces en un elemento de consumo. El autor de Casa de Campo pretende, por el contrario, que su novela no sea consumida. Responde a la estética preciosista: pretende apartar a los personajes de ficción y acercar al lector a la realidad de manera alegórica a través del extrañamiento y la enseñanza. La burguesía se basa en la acumulación de bienes y la sexualidad es importante porque asegura la reproducción (esto explica el excesivo número de niños). Se identifica con la literatura realista de consumo en que el lenguaje debe estar destinado a dejar una enseñanza. Si la burguesía se opone al arte preciosista, al que apunta Donoso, es porque hace del placer estético un fin en sí mismo y por lo tanto lo considera un desperdicio. Es entendido como pérdida de esfuerzo y todo lo que es pérdida atenta con el principio de acumulación propio de la burguesía. La novela de Donoso implica un cambio de mirada: mientras que en las novelas del siglo anterior aparece el mundo de los adultos, en Casa de Campo se privilegia a los personajes adolescentes y niños muy relacionado con la puesta en lucha de la juventud en la década del 70. En esta novela la represión de los padres y la subversión de los niños atraviesan el relato. Es sumamente cuestionada la rigidez de esta clase social alta: sumamente estructurada se opone a los cambios, de ahí su terror a los antropófagos (comerse al otro implica adquirir las cualidades del otro, revertir la jerarquía). La superficie es el lugar de estos seres burgueses: se le da suma importancia a lo decorativo, a la vestimenta, a las máscaras, a la contraposición de fealdad y belleza, al oro. En este mundo donde todos son presos de las apariencias, de lo material, de la codicia, de la injusticia, en un mundo de perdedores y vencidos las gramíneas crecen e inundan los espacios y la ola de vilanos, la naturaleza no domada, permanece.

1 comentario:

Anónimo dijo...

TENGO MUCHAS GANAS DE LEER ESTE LIBRO. Me acerqué a Donoso por un curso que hice sobre cine y literatura. Leímos "El lugar sin límites" que también aborda el tema del travestismo de una manera sublime y la violencia que "el otro" despierta en el inconsciente colectivo.
Te felicito por el blog, está muy bueno!
Soy Soledad Costa, del Idna.