¿Qué hacemos cuando argumentamos?
Cuando argumentamos aportamos pruebas con el propósito de defender una opinión. O bien los padres argumentan cuando quieren justificar una decisión tomada ante los hijos.
También se argumenta para convencer al destinatario a través de un discurso político, una publicidad, etc.
La palabra “argumento” proviene del latín “arguere” (argüir, dejar en claro). Esa raíz dio origen a “argentum” (plata, por su brillo) y de ahí Argentina.(1)
Tomando el origen de la palabra, debemos saber que cuando
argumentamos lo que queremos hacer es “dejar en claro” al otro que ese objeto
sobre el cual hacemos referencia es bueno/malo; conveniente/inconveniente;
bello/ desagradable, etc.
Esto es importante tener en cuenta ya que no vamos a argumentar por ejemplo sobre cómo es una computadora sino, en todo caso, si su uso enriquece o no el aprendizaje. En tanto, ese objeto o cuestión sobre el cual argumentamos tiene que partir o provocar posiciones encontradas, pareceres diversos. Es por ello que decimos que ese objeto está cargado de valoraciones.
¿Es lo mismo una contradicción
entre argumentos que una contrariedad?
Pensándolo bien, estas dos formas típicas en situaciones de debates (y por lo tanto argumentativas) constituyen relaciones lógicas que no son sinónimas. Quisiera esbozar mínimamente las diferencias:
CONTRADICCIÓN
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CONTRARIEDAD
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Objetivo
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Excluir el argumento del otro
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No necesariamente lo excluye
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Confrontación
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Se da en forma de polémica
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Se da en una especie de “equilibrio
contractual”
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Figura predominante
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La “lucha” entre distintas posturas
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La “negociación” entre distintas
posturas
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Ejemplos
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Mesa redonda constituida por distintos
partidos políticos
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Un sindicato que apoya al Gobierno pero
que quiere cambiar algo
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