Canon escolar
Prof. Analía Hernández
En primer lugar, cabría preguntarse: ¿a qué llamamos canon escolar? Retomando la definición de Gustavo Bombini, diríamos
que se trata de “un corpus de obras y los
sistemas de interpretación en los este se incluye y significa en el marco de una práctica de enseñanza”
Lo interesante en esa definición es que el canon escolar está formado y
ligado a una obra (literaria) y no a
un mero conjunto heterogéneo de textos. No obstante, ¿a qué denominamos obra?
Teniendo en cuenta una de las definiciones propuestas por la Real Academia
Española, se denomina obra a cualquier
producto intelectual en ciencias, letras o artes, y con particularidad el que
es de alguna importancia. // Tratándose de libros, volumen o volúmenes que
contienen un trabajo literario completo.”
De esta
manera, la obra llevaría implícitas la noción de importancia (aspecto, de
todos modos, de gran controversia por el alto grado de subjetividad que implica)
y la noción de texto completo. Así,
en el término obra, a su vez, es posible
encontrar reminiscencias de una de las acepciones de la palabra canon, en la que rige un principio de
“grado de importancia” o “calidad”. Jonh Guillory lo define como un “principio
de selección por el cual algunos autores o textos merecían ser preservados más
que otros”.
Teniendo en cuenta lo anterior y, luego de haber analizado un libro de
Lengua y Literatura destinado al noveno
año de la enseñanza secundaria básica, la pregunta es: ¿se puede hablar de
canon escolar, en principio, en EBG 3?
En su artículo “Enseñanza de la literatura y canon escolar”, Bombini señala
que “la pregunta por el canon escolar es
central no solo para pensar la enseñanza de la literatura sino para hacer una
historia de la propia literatura”.
En nuestro caso, la pregunta por el canon escolar, más que para explicar la
historia de la literatura, es importante
para saber si existe realmente un canon escolar que se encuentre reflejado en el
libro de enseñanza que hemos seleccionado. Y si existe, ¿qué motivaciones
entran en juego para su configuración?
Cuando Bombini señala que “el
problema del canon es un problema de programas de estudio y curricula” podemos
bien ejemplificarlo con el hecho que pretendemos analizar.
En EGB 3, la curricula “baja” la enseñanza de Lengua y Literatura. Sin embargo, es en este binomio donde surge el
conflicto con respecto al canon escolar: ¿es
posible hablar de canon escolar (en el sentido dado al principio) cuando un
corpus de textos no reúne obras (sobre todo porque no aparecen completas) y además
esos textos se presentan de modo heterogéneo y subordinados a la enseñanza de
la lengua?
La respuesta es simple: el canon escolar para enseñar Literatura no existe
porque el espacio dado a la enseñanza de la Lengua es más preponderante que
aquella.
Se puede observar en muchos libros
de EGB 3, incluso en el que hemos seleccionado, la existencia del binomio “Lengua
y Literatura” (que responde a la
exigencia de la curricula). Allí, la tipografía anticipa un fuerte lugar para
la primera por sobre la segunda. De todas
maneras, nos interesa analizar cuál es
el corpus de textos que están presentes en dicho libro, con el fin de evaluar qué criterios se han puesto en juego para
esa selección y para, mostrar que, dados esos criterios, la existencia de un
canon escolar es ilusoria, sobre todo en EGB 3.
Enumeraremos la lista de textos “para enseñar” presentes en dicho libro:
-Texto de divulgación
-Noticia periodística
-Texto de opinión
-Romance
-Artículo de opinión y editorial
-Relato de ciencia ficción
-Novela
-Artículo de divulgación científica
-Poesía de vanguardia
-Teatro
-Publicidad y propaganda
Como podemos observar en ese corpus, queda evidenciada una marcada
heterogeneidad cuyo germen tiene que ver, creemos, con un conflicto entre:
a)
un currículo, de naturaleza abstracta que señala lo que
debe ser enseñado (“Lengua y Literatura”)
b)
una práctica escolar, de naturaleza más concreta que
tiene más relación con lo enseñable. Esto
último (como muestra el listado anterior) encuentra su resonancia en teorías de
la comunicación y el auge y lugar que fueron adquiriendo otros discursos
sociales, además de la literatura.
De este modo, podemos decir que, en la historia de la escuela, un canon escolar sólo puede ser constituido
por aquello que es más fácilmente
sistematizable (de hecho, en la presentación del libro se habla de “organización”.
“comprensión y reflexión de textos”, “presentación de distintos formatos
textuales” y se habla de “estructura, sus características y contextos de
producción”, “introducir nociones relacionadas con la estructura discursiva”)
Teniendo en cuenta esa subordinación a la estructura, los textos literarios
son analizados por sus recursos formales y por una tipología y parecería que,
en el caso de que existiera un canon escolar, los textos que lo conformarían deberían
tener consonancia con lo sistematizable y por lo tanto con lo que puede ser
enseñable. Esto hace que termine siendo desvirtuado el objeto literario como
objeto estético.
Así, un corpus de textos que fueron elegidos para “enseñar” la lengua o
ciertos recursos literarios, se alejan definitivamente de la noción de canon como “una selección motivada por un valor
literario”, que de ningún modo coloca a los lectores frente a “un juicio de grandeza”, .¿Puede
entonces, un corpus de textos (que de ninguna manera son, en la mayoría de los
casos, obras) y que persigue el fin
último de enseñar la Lengua, constituir un canon, cuyo valor intrínseco es un
valor literario?
Si, como dice Bombini, “el canon es, en si mismo, un suceso
histórico, y pertenece a la historia de la escuela”, es factible que su
configuración sea compleja porque esa historia está atravesada por variables
ideológicas y políticas muy sofisticadas que se cristalizan quizá, de manera más
evidente, en el currículo:
“El curriculo es una síntesis de
elementos culturales (conocimientos, valores, costumbres, creencias, hábitos)
que conforman una propuesta político- educativa pensada e impulsada por
diversos grupos y sectores sociales cuyos intereses son diversos y
contradictorios, aunque algunos tiendan a ser dominantes y hegemónicos y otros
tienden a oponerse o a resistirse a tal dominación o hegemonía”
(Bombini)
Ese “costado conflictivo del currículo” (que pretende sintetizarse en el
binomio “enseñanza de Lengua y Literatura”) queda “en carne viva” en la
práctica docente. Allí, la urgencia de sistematizar para enseñar hace que se
elijan textos (que no son obras) para enseñar la Lengua o los recursos
estilísticos de ciertos géneros literarios pero de ningún modo, en la mayoría
de los casos, se hace hincapié en el valor estético de ellas (de ahí la dificultad de crear un canon de
obras literarias). En definitiva, en la enseñanza de EGB 3, un corpus de textos
no constituye de ninguna manera un canon escolar.
Por otro lado, la historia muestra que, originalmente, la función de la
escuela fue “diseminar el conocimiento llamado alfabetización” y los textos
seleccionados debían responder a ese fin. Aquí es cuando, ante la imposibilidad
de definir un canon escolar que se ajuste a la práctica (porque es difícil
concretizar un hecho complejo como es el currículo) la escuela termine, en la
mayoría de los casos, divorciándose de ese currículum, como una manera de
resolver más fácilmente el conflicto. Es por eso que, como lo observa Bombini,
“los procesos de canonización escolar se
dan por sobre el currículo, de manera independiente del currículo, la
prescripción oficial no juega ningún lugar”.
En consecuencia, a la hora de hablar de la configuración de un canon
escolar, tenemos la sensación de que eso entra en una zona árida o es
contradictorio. Bombini señala al respecto: “la
ideología del canon escolar no es un sistema entendido desde un cierto
requisito de coherencia sino que se mueve en una lógica de enfrentamientos y
contradicciones”. Esas contradicciones están, en conclusión, fundadas en la
tensión que se genera entre lo que exige el currículo (enseñar literatura –lo
cual implicaría la configuración de un canon escolar-) y lo que sucede en la
práctica, donde el peso de la historia, centrada en la enseñanza de la lengua,
hecha mano a textos donde todo queda perfectamente sistematizado, pero en aras
de cualquier reflexión sobre el valor estético de una obra y, por lo tanto,
lejos de la idea de un canon.
3 comentarios:
¿Puedes pasar, por favor, la bibliografía?
Hola, este trabajo lo escribí en el marco de una materia de postítulo.
Te paso la bibliografía consultada:
Gustavo Bombini, "Literatura y Educación", Buenos Aires, Centro Editor, 1992
Gracias, un saludo.
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