Si bien la meta de formar una
Nación ha sido la homogeneización del pueblo (tal como lo corrobora la
propuesta educativa del siglo XIX), hoy está siendo cada vez más evidente que
la educación formal ha tomado un giro, por el contrario, a la heterogeneidad fundamentada
más bien en lo económico social.
Tanto por el recorte educativo en
nuestro país como por lo que sucede en el mundo (conflictos bélicos, económicos,
violencia, etc.) uno se pregunta si una clase de literatura no resulta
incongruente en este marco histórico: ¿cómo se concilia, por ejemplo, una clase
de poesía en un contexto socioeconómico tan violento? ¿Cómo luchar contra la
desesperanza y la apatía? ¿Es que habría que elaborar un corpus literario que
apunte a que esos desesperanzados vuelvan a creer?
Alguna vez leí que “un individuo,
un pueblo sin historia deja de existir”. De alguna manera, entonces, “contar una historia” a partir de un
determinado canon de literatura ya
arroja una luz en la oscuridad de la desidia y el pesimismo. Y por lo tanto, en
este sentido, enseñar literatura estaría por demás justificado.
2 comentarios:
La literatura me apasiona muchísimo y disfruto de leer distintos libros cuando tengo la oportunidad. Sin embargo en este momento debo aprender ecuaciones ya que me lleve matematica a marzo
Bueno, ànimo...
Mucha suerte y no dejes nunca de leer.
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